La Capa
Luis Candelas
Un momento del pleno municipal donde el presidente de FIC defiende la reapertura de Ràdio L’Hospitalet.
Me invitó un amigo ugetista y guarnicionero. Ven, Candelas, que hoy nos van a oír en
el pleno. La ciudad se va a quedar sin guardia urbana porque estamos hartos de que ni
nos escuchen. Pues solo nos faltaría eso. El tema de la seguridad, lo dijo hace tiempo el
PP, pero lo señalan muchísimos vecinos en todos los barrios, es un tema de primera
magnitud, como la falta de zonas verdes, de escuelas, de servicios sociales, de atención
administrativa, de vergüenza…
Hay, la falta de vergüenza… Tenemos una ciudad donde lo que más le interesa a la
primera mandataria son las fotos con los poderosos: los reyes, el hijo adoptivo
presidente del MWC. Eso de tener que asistir a los plenos, menuda faena. No lo digo
por mí, que también. Lo digo por la cara que puso la alcaldesa a lo largo de las más de
cuatro horas que duró la sesión. La misma cara de siempre que tiene que aguantar
tostones. Es decir, la misma cara de siempre cuando tiene que escuchar cosas que no
le gustan. Se irá de alcaldesa en cuanto pueda, porque l’Hospitalet no está hecha para
ella. A ella le va más el Senado, y las “senas”, si puede ser al lado del rey, mejor que
mejor…
En fin. El problema ya no es solo ella. El problema es que la ciudad está a punto de
petar. Los problemas se acentúan por todas partes y no hay dios que les ponga
solución. Solo se mueven los servicios de urbanismo, de infraestructuras y obras, la
agencia de depredación urbana (ADU) donde trabaja la logia del empresariado
promotor y solo para beneficiar a los de siempre.
Nunca se escuchan bien los parlamentos de los concejales en la sala de plenos que es
lo mínimo que se le podría pedir a una sala pensada para hablar y escuchar, pero lo de
ayer fue de traca. Estaban mis colegas los guardias, silbando y subrayando a gritos, un
montón de señoras feministas con carteles contra Vox, alumnos y padres de un par de
escuelas de la ciudad con el consiguiente jolgorio infantil, y los que me dejan escribir
estas cosas en su simulacro de revista: la gente de FIC.
Como tenían prevista una intervención en el pleno, allí estaban unos cuantos de esos
periodistas díscolos y sus socios. Me explicaron que para poder hablar tuvieron que
rellenar un montón de papeles, presentar no sé cuántos documentos, explicar un
montón de cosas… Como que la entidad renueva anualmente su Junta y como que ya
son muy mayores, no se han hecho todavía a la “burrocracia” intensiva del gobierno
local y de la Generalitat, que pide legalizar la nueva Junta cada vez que se renueva,
como si en ello le fuera la vida a la Administración. ¿El resultado? Que avisaron el
mismo día por la mañana desde el gabinete de alcaldía que el presidente de FIC
tendría 5 minutos de tiempo en su intervención y que la intervención del presidente
de FIC duró exactamente eso según el cronómetro de los que mandan, ni un segundo
más. Es decir, que no le dejaron terminar. Terminó sus párrafos el portavoz de los
comunes, pero como se le oía fatal, los del público no nos enteramos de casi nada.
¿Para que estaban allí los de FIC? Para explicar que abrir Ràdio l’Hospitalet es solo cosa
de voluntad política, porque el ayuntamiento mantiene una plantilla de periodistas
que ya les gustaría a muchos ayuntamientos que tienen gabinete de prensa, radio,
televisión y portavoz gubernamental escrito, y porque muchos de esos periodistas
hospitalenses ya vienen realizando trabajos para exportar a la Xarxa de la Diputación,
que sirve información municipal a todos los medios locales y supramunicipales. No
existe Ràdio l’Hospitalet porque el gobierno tiene de sobras con el boletín que reparte
a domicilio cada mes, con los cuatro que siguen la televisión local y con los más
recalcitrantes que a veces miran el canal digital. El poder (todos los poderes) han
acostumbrado a la ciudadanía a enterarse de lo poco que les interesa por las redes
sociales y por whatsapp y todo lo demás sobra. Desde luego, al poder local no le
interesa una emisora que, por ejemplo, cite a los portavoces de las entidades a
explicar lo que ocurre en la ciudad porque, a juicio del Ayuntamiento, en la ciudad no
ocurre nada que merezca demasiado esfuerzo conocer. Aquella voluntad de “hacer
ciudad” que se adjudicó como virtud a la emisora local, hoy anima a todo lo contrario.
Cómo a alguien se le ocurra debatir si de verdad se ha hecho ciudad, estamos
apañados, porque l’Hospitalet tiene de ciudad lo que el Llobregat tiene de navegable.
La parte que no se escuchó de lo que dijo el presidente de FIC quizás era lo más
reseñable, porque entronca directamente con lo que aprobó la moción que pedía la
reapertura de la emisora que presentaron al unísono ERC, el PP y los comunes. Esto es,
que para que se ponga en marcha una emisora con el nivel que tienen los otros medios
de comunicación públicos (MCP), mejor quedarnos como estamos. No se trata de que
sean mejores o peores, no es una crítica a la profesionalidad de los que trabajan. El
problema es que no se realiza el trabajo con criterio público sino con criterio
gubernamental. Y la esencia de una emisora municipal es que sea pública, de todos, no
exclusivamente del poder. Los de FIC pedían que se abra la emisora, pero que se
reforme el mecanismo de control de los medios de comunicación públicos. Es decir,
que el Contrato-Programa que los rige, se reforme para que dé entrada a las entidades
de la ciudad además de a los partidos con representación municipal y que se garantice
que el partido de gobierno, el director nombrado por el gobierno y los profesionales
afines no monopolicen la mayoría del Consell Executiu i de Programació que es quien
tiene potestad para controlar la orientación editorial de los medios.
La moción de los partidos se aprobó por unanimidad en tres de sus seis puntos y por
mayoría de 14 votos contra 13, en los otros tres, de modo que se acordó, por mayoría
simple, instar al gobierno a que abra la radio, a que el organismo que tiene
atribuciones abra la radio en el periodo de un año y al equipo de gobierno para que
dote de presupuesto esta reapertura. Y se aprobó, por unanimidad, instar al Consell
Consultiu i Assessor de los MCP a emitir un informe sobre las diferentes posibilidades
de reapertura en el plazo de seis meses, al gobierno a hacer públicas las conclusiones
del informe y a trasladar a los organismos interesados los acuerdos de esta moción.
Algo parecido ya se aprobó en octubre del 2015. Ocho años después, las cosas siguen
igual. No tiene pinta que ahora las cosas vayan a cambiar, como no sea que la ciudad
de hoy no es la ciudad de entonces y las crisis que se avecinan conviertan en
irrespirable el clima político interior.
Lo acordado ayer dice que el equipo de gobierno tendría que modificar el presupuesto
o complementarlo con la dotación correspondiente para la reapertura de la emisora,
aunque, como que el plazo debería empezar hoy y estar listo más o menos en
diciembre de este mismo año, sirve perfectamente para que se tenga en cuenta en el
próximo presupuesto del 2025, de modo que la emisora se pudiera reabrir como muy
tarde en marzo del próximo año. Pero lo acordado ayer también obliga al equipo de
gobierno a dos cosas más. A instar al director de los MCP para que convoque al Consell
Consultiu i Assessor lo más pronto posible para que en el plazo de seis meses haya
evacuado el informe correspondiente a las posibilidades de reapertura de la radio, y
también a instar al Consejo de Administración de La Farga SA para que los MCP se
pongan las pilas en lo referente a la reapertura de la emisora en marzo de 2025.
No se explicita, pero es de suponer que todas esas diferentes acciones —en un mundo
tan burocratizado, rígido e inflexible como el que han esclerotizado las
administraciones públicas—, esos pasos obligados, se van a realizar y de ello se va a
informar adecuadamente a los grupos que protagonizaron la moción y a los
ciudadanos interesados. No se entendería tanta rigidez para poder hablar en los
plenos y tanta desidia para hacer efectivo el control de la acción de gobierno, en
aquellos aspectos a los que le obliga el voto de los representantes públicos. En 2015
desconozco si había alguien siguiendo estos procedimientos. Los de FIC (que no
existían entonces) me garantizaron ayer que estarán pendientes de que lo aprobado se
cumpla. Y de que, si no se cumple, denunciarán al poder y lo marearán todo lo que las
buenas maneras le permitan, que para eso son unos chicos pejigueros pero civilizados.
Dos comentarios últimos que me parecen elocuentes: que se votaran por unanimidad
algunos puntos de la moción quiere decir que los 3 concejales de VOX se añadieron a
la moción de las otras tres fuerzas, pero también quiere decir que, si triunfó la moción
en su conjunto, fue por ese apoyo en principio insospechado. Una lectura
desapasionada del hecho indica que para forzar al equipo de gobierno a hacer cosas
que no le gustan, todos los concejales de la oposición deben ir a una. Hay dos maneras
de leer estas cosas. Una, que tiene un sesgo sectario especialmente desde la
perspectiva local: que a la izquierda le suele escocer coincidir con VOX en algunas
cosas. La otra, mucho más pragmática e inteligente: que no es lo mismo que tu
coincidas con VOX que VOX coincida contigo. En general no se suele hilar tan fino. A
Sánchez le han acusado permanentemente de apoyarse en Bildu, sin tener en cuenta
que es Bildu quien se apoya en Sánchez porque las estrategias a veces deben confluir.
La otra cosa. Los de FIC me explicaron ayer que el presidente recibió diversos
whatsapp’s de profesionales de los medios de comunicación públicos, felicitándole por
la iniciativa. Ellos también están a favor de la reapertura de la radio. Y probablemente
también de una radio más libre, menos condicionada que los actuales medios de
comunicación que solo son públicos porque los financiamos entre todos, no porque
actúen como un servicio público para la mayoría de la ciudadanía.